El hambre emocional es esa necesidad que tu interior te implora, pero lo hace de forma equivocada. Existen diferentes sustancias que pueden aportar felicidad, y una de ellas es la comida.
Cuando tus emociones son negativas, después de una pelea con tu jefe, una separación o cualquier otro disgusto, tu propio cuerpo te pide mejorar ese estado de ánimo mediante una recompensa. Y, a veces, cree que con comida se podrá solucionar.
Todo sería genial si el tipo de comida que te pide es brócoli, pero el caprichoso prefiere ese cupcake que ves al pasar por la pastelería.
¿Por qué?
Porque el brócoli es bueno para tu cuerpo, pero no para tu necesidad de recompensa ante esos malos momentos. El azúcar del cupcake sí lo es. Una recompensa rápida y efímera, eso sí. Tan efímera que lo más probable es que necesites dos o tres cupcakes antes de que te des cuenta de que ha sido una pésima idea hacer caso a tu goloso interior.
En este artículo os vamos a hablar de esto, del hambre emocional, cómo detectarla y cómo dejar de sucumbir a sus influjos dañinos. Es hora de enfrentarte a tus demonios… culinarios.
- ¿Qué Es El Hambre Emocional?
- ¿Es La Alimentación Emocional Un Trastorno Alimentario?
- ¿Cuáles Son Las Causas Del Hambre Emocional?
- Hambre Emocional Frente a Hambre Físico: Diferencias
- Hambre Fisiológica Y Hambre Emocional: Síntomas Para Aprender a Diferenciarlas
- ¿Cómo Quitar El Hambre Emocional?
¿Qué Es El Hambre Emocional?
El hambre emocional es un tipo de hambre no nutricional que se activa en nuestro organismo inducida por emociones generalmente negativas intensas. Al encontrarnos mal, necesitamos mejorar nuestro estado de ánimo con una “recompensa”.
Los alimentos ricos en grasas saturadas, sodio y azúcares refinados activan este mecanismo interno de recompensa. Estos alimentos provocan que, momentáneamente, aumenten hormonas como la serotonina (hormona de la felicidad) y nos sintamos mejor.
Pero este efecto es muy breve, y necesitamos más cantidad de este tipo de alimentos para mantener este estado.
De hecho, es el mismo mecanismo que la droga, convirtiéndose en una especie de adicción. El problema radica fundamentalmente en que los alimentos que proporcionan ese breve “chute” de bienestar son veneno para nuestra salud.
Si no sabemos controlar este impulso, podemos desarrollar múltiples condiciones médicas, desde sobrepeso y obesidad, hasta enfermedades cardiovasculares o cáncer.
¿Es La Alimentación Emocional Un Trastorno Alimentario?
Si, lo es. Si no sabemos diferenciar el hambre nutricional del emocional podemos basar nuestra alimentación en alimentos insanos y llenos de azúcar, grasas saturadas, sodio y alimentos de baja calidad nutricional. Esta baja calidad nutricional hace también que el cuerpo necesite más nutrientes ya que no los consigue con la ingesta. Es un círculo vicioso.
Además, al necesitar constantemente productos poco saludables, ya que su efecto saciante es muy corto, se pueden producir atracones y derivar en otros trastornos más graves como la bulimia.
Hay que tener en cuenta que la alimentación emocional es completamente inconsciente, es decir, utiliza la comida para tapar nuestros agujeros emocionales.
Recuerda: Esto indica que la relación con la comida es mala, ya que es frecuente que después existan sentimientos de culpabilidad, inseguridad y depresión que pueden agudizar problemas de salud mental.
¿Cuáles Son Las Causas Del Hambre Emocional?
Las causas del hambre emocional pueden ser variadas. Las más habituales son emocionales, pero existen algunas relacionadas con problemas de salud y de hábitos de vida.
Aburrimiento y soledad
Sentirnos solos y con mucho tiempo libre con el que no sabemos lidiar es otra de las causas más comunes que incitan al hambre emocional. Esa sensación de vacío tan frecuente en estos casos puede ser llenada, equivocadamente, por comida ultraprocesada.
Estrés, ansiedad y depresión
Hambre emocional y ansiedad han estado siempre relacionadas. Las emociones relacionadas con estos estados mentales son las más habituales a la hora de desarrollar hambre emocional.
Es más habitual que comamos de manera compulsiva e inconsciente si estamos nerviosos, tenemos preocupaciones, llevemos una vida muy agitada o nos sintamos frecuentemente tristes, desesperanzados o incapaces de tomar las riendas de nuestra vida.
Traumas personales y emocionales
Los traumas pueden ser una fuente de emociones negativas que aparecen cuando menos te lo esperas, siendo activados por múltiples estímulos. Una forma de aliviarlos puede ser el hambre emocional u otros tipos de adicción.
Alteraciones hormonales
Cuando las hormonas están alteradas o no funcionan como deberían, el hambre emocional puede ser más frecuente. Una muestra de baja intensidad es la necesidad de dulces o chocolate durante el periodo premenstrual en las mujeres. Por tanto, ciertas afecciones relacionadas con la tiroides pueden influir en la tendencia a sentir hambre emocional.
Malos hábitos alimenticios
Todos tenemos emociones negativas, eso es innegable. Pero si, además, comemos generalmente de forma inconsciente, sin cuidar nuestra salud, con prisas, y escogiendo productos de rápida elaboración que no requieren preparación (generalmente ultraprocesados de calentar y listo) es más fácil que caigamos en el hambre emocional de forma habitual.
Hambre Emocional Frente a Hambre Físico: Diferencias
- El hambre físico, también conocido como hambre nutricional, es el hambre que nuestro cuerpo requiere cuando se rompe el equilibrio homeostático debido a la falta de nutrientes que en ese momento están disponibles en nuestro organismo.
- Es el hambre que debe atenderse adecuadamente, ya que en caso de no hacerlo peligra el funcionamiento normal de nuestro cuerpo. Es cuando nuestro organismo se queda sin gasolina. Suele ocurrir después de muchas horas sin ingerir alimentos.
- Para cubrir este hambre, el cuerpo necesita alimentos de alto valor nutricional, naturales, variados y equilibrados. Es habitual que se sienta como un ligero dolor en el estómago. Una vez cubiertas esas necesidades, desaparece hasta muchas horas después.
- El hambre emocional, por su lado, es un tipo de hambre que puede aparecer inmediatamente o al poco tiempo de haber comido, generalmente después de un mal día o de una emoción negativa.
- Para cubrir ese hambre, solemos recurrir a alimentos con alto contenido en azúcar, sodio o grasas saturadas, muy sabrosos y con un índice muy bajo de valor nutricional.
- No se calma con la ingesta y suele tener que repetirse de forma compulsiva. Genera emociones positivas muy breves que suelen volverse negativas después.
Hambre Fisiológica Y Hambre Emocional: Síntomas Para Aprender a Diferenciarlas
Hambre emocional | Hambre nutricional | |
¿Cuando aparece? | Cuando se sienten emociones negativas | Cuando hay un desequilibro homeostático |
¿Porqué aparece? | Para aliviar el estrés o la ansiedad | Para nutrirse |
¿Frecuencia? | A menudo y de forma repentina, incluso después de haber comido | Al cabo de muchas horas de no haber ingerido alimentos |
¿Qué se come? | Alimentos ultraprocesados, azucarados, salados y sabrosos | Alimentos con alto valor nutricional |
¿Cómo se come? | Rápidamente, compulsivamente, inconscientemente | Este factor no influye en su ingesta |
¿Qué pasa después de comer? | Felicidad muy efímera y posterior sentimiento de culpa, tristeza o inutilidad que puede activar de nuevo el hambre emocional | Sensación de bienestar y saciedad |
¿Cómo Quitar El Hambre Emocional?
Lo más importante para evitar el hambre emocional es aprender a detectarlo y desarrollar estrategias para confrontarlo.
Distráete
Como comentábamos, el aburrimiento puede ser uno de los motivos del hambre emocional. Para evitarlo, cuando sientes que te apetece alguno de los productos poco saludables que fomenta este tipo de hambre, distrae tu atención con otra cosa.
Consejo: Puedes salir a dar una vuelta (ni se te ocurra pasarte a hacer la compra), ir al gimnasio, salir a correr o charla con algún amigo o conocido. Procura que sea algo poco compatible con comer al mismo tiempo. Las series de Netflix son peligrosas…
Come de forma consciente
Desarrolla conciencia sobre la comida que ingieres. Entiende que todo lo que comemos afecta directamente de forma negativa o positiva a nuestra salud. Sobre todo piensa… ¿esos atracones que te pegas cuando las cosas no van bien solucionan tus problemas o crean otros nuevos?
Desarrolla estrategias para mejorar tus estados emocionales
Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Y cuando nos referimos a unirte a él queremos decir que trabajes tus emociones. ¿Cómo? Pues practicando deportes, que aumentarán tus endorfinas y serotonina y mejorarán tu estado físico y mental o practicando yoga, meditación o mindfulness para “domar” las emociones intensas y negativas. O ambas, lo cual sería genial.
Si tienes predisposición al estrés la ansiedad, evita estimulantes
No eches más leña al fuego. Si eres sensible a la ansiedad, a las preocupaciones excesivas o te estresas con facilidad, no tomes café, té o las terribles bebidas energéticas (además están llenas de azúcar y las dosis de cafeína son altísimas).
Aunque cueste un poco al principio, te sentirás poco a poco más tranquilo/a y disminuirá tu hambre emocional.
Hidrátate
La hidratación es fundamental para una mejor salud física, pero también mental. Prueba a beber unos tragos de agua cuando estés muy estresado o agobiado. Verás que te encuentras mejor. Si mantienes el cuerpo en un buen estado de hidratación evitarás o mitigarás síntomas como la falta de concentración, el estrés o la ansiedad.
Consejo: Cuando sientas hambre emocional bebe un poco de agua. Suavizarás un poco los síntomas y podrás ser más capaz de evitar caer en la tentación. Puedes combinar agua (preferiblemente agua mineralizada y filtrada) con infusiones.
Conclusión
En resumen, comer puede ser un placer o una maldición. Si utilizamos el hambre para contrarrestar sentimientos negativos, de repente estamos ante una adicción. Una adicción que puede tener graves consecuencias para nuestra salud.
Por eso, es importante saber cuando estamos comiendo para sentirnos mejor o para nutrirnos. Si aprendemos a diferenciar el tipo de hambre que sentimos, seremos capaces de dominar nuestra mente y cuerpo, de tomar las riendas de nuestra salud y de disfrutar de un cuerpo más atlético y saludable.
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