Olvida todo lo que te han dicho de que enero es un nuevo comienzo. Para muchos, es más bien como una broma cruel congelada y llena de deudas.
Y encima el Blue Monday, el llamado “día más deprimente del año.”
Nacido de una mezcla de melancolía post-fiestas, mañanas oscuras y propósitos de Año Nuevo fracasados, el Blue Monday se ha convertido en sinónimo de tristeza estacional. Pero dejemos algo claro: no tienes que dejarte arrastrar por la fatalidad.
Así que, ¿por qué no convertir este “día azul” en algo que realmente funcione para ti?
¿Qué es el Blue Monday?
El Blue Monday comenzó como una frase llamativa, pero se ha convertido en un símbolo de esa caída a mitad de invierno cuando la motivación se siente tan plana como el champán que lleva una semana abierto. El término describe una oleada de tristeza estacional ligada al agotamiento emocional, la tristeza invernal y el peso general de los cielos grises de enero.
Pero no toda la tristeza estacional es igual. Como explica Jenna Nielsen, MSW, LCSW, terapeuta en salud mental con ADHDAdvisor.org, a Mindvalley Pulse: “Los síntomas típicos de la tristeza invernal generalmente no ocurren todos los días ni interfieren con el funcionamiento diario.”
¿El trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés)? Esa es otra historia. Síntomas como baja energía, tristeza, niebla mental, cambios de peso y alteraciones del sueño pueden presentarse a diario, y no solo alteran tu estado de ánimo. Pueden afectar las relaciones, el trabajo y la calidad de vida en general.
La depresión y la ansiedad no son enfermedades mentales; no son enfermedades cerebrales. En realidad, son señales de advertencia de que algo está pasando en tu vida.
Dr. Caroline Leaf, entrenadora del curso «Calm Mind: A Scientific Method for Managing Anxiety and Depression» de Mindvalley
Aunque los orígenes del Blue Monday se remontan a un truco de marketing, resuena porque toca cómo se siente mucha gente durante esta época del año. Ya sea por el tedio invernal pasajero, el peso más fuerte del SAD o incluso los sutiles cambios de ánimo que afectan a los humanos (e incluso a las mascotas) durante los meses más fríos.
¿Por qué se llama así?
El significado de «Blue Monday» proviene de la idea de que «azul» ha estado vinculado durante mucho tiempo a sentimientos de tristeza y decaimiento emocional. El color tiene una historia asociada con la melancolía, desde el término «blue devils» (demonios azules) usado hace siglos para describir estados de ánimo depresivos hasta cómo la tristeza puede incluso afectar la forma en que percibimos los tonos de azul hoy en día.
El nombre en sí fue acuñado como parte de una campaña de relaciones públicas por Sky Travel, originalmente creada para vender vacaciones durante la parte más sombría del invierno. Estaba respaldado por una fórmula que combinaba las deudas post-fiestas, el clima frío y la culpa por los propósitos de Año Nuevo abandonados, aunque la ciencia detrás de ella es cuestionable, como poco.
Lo que ha perdurado, sin embargo, es la verdad emocional que toca: el invierno puede sentirse denso. Y, creas o no en la historia de marketing, los sentimientos que describe son reales.
¿Cuándo es el Blue Monday?
El Blue Monday ocurre el tercer lunes de enero de cada año; para este año, será el 20 de enero de 2025. Su llegada está convenientemente sincronizada con el momento en que la magia de las fiestas ya ha desaparecido por completo, la factura de la tarjeta de crédito ha llegado y la motivación del Año Nuevo está… bueno, desaparecida.
Pero no confundas el Blue Monday con el típico «lunes de bajón». Como explica la neurocientífica clínica Dra. Caroline Leaf en su podcast, el habitual decaimiento del inicio de la semana generalmente proviene de cuando “la libertad, relajación y la falta de presión del fin de semana llegan a su fin, y ahora tienes que enfrentarte a la realidad de volver a la rutina”.
¿La diferencia? Los «lunes de bajón» son temporales. El Blue Monday, en cambio, cala más profundo, amplificando a menudo el agotamiento emocional y la sensación de estar atrapado en la vida.
Es más que solo desear cinco minutos más bajo las sábanas. En su lugar, es el peso de la fatiga invernal manifestándose con toda su fuerza.
¿Es algo real?
El Blue Monday no tiene respaldo científico, pero eso no significa que sea inútil. Si bien no existe un día mágico en el que la tristeza alcance su punto máximo para todos, el peso emocional que muchas personas sienten en esta época del año es muy real.
Jenna explica que, aunque el concepto carece de credibilidad científica, aún puede tener un propósito: “Si el Blue Monday ayuda a las personas que tienden a experimentar trastorno afectivo estacional [a comprender] que esto es una condición común y tratable, entonces es útil”.
También señala que, aunque la atención generalizada sobre este lunes específico podría, en teoría, crear un efecto autocumplido, rara vez sucede de esa manera. “La mayoría de las personas se identifican con los síntomas antes de leer los detalles”, dice Jenna. La clave está en que el enfoque se mantenga en la conciencia y en maneras prácticas de combatir la tristeza estacional en lugar de quedarse en ella.
Y esa es la conclusión. ¿El día en sí? Fabricado. ¿Las conversaciones que genera? Importantes. Si alienta a las personas a reconocer su salud mental y buscar apoyo, está haciendo más bien que mal.
Cómo afrontar el Blue Monday: 4 pasos que puedes tomar
El Blue Monday podría considerarse un día deprimente, pero sentirse bajo no significa que seas impotente. ¿Ese estado de ánimo nublado y pesado que se cuela? Es la forma en que tu mente te está señalando que algo necesita atención, no algo que debas ignorar.
“La depresión y la ansiedad no son enfermedades mentales; no son enfermedades cerebrales”, destaca la Dra. Leaf en su programa de Mindvalley, Calm Mind: A Scientific Method for Managing Anxiety and Depression. “En realidad, son señales de advertencia de que algo está pasando en tu vida.”
¿Y reconocer esas señales? Ahí es donde radica el verdadero poder. El enfoque de la Dra. Leaf te ayuda a identificar esos pensamientos enredados, descomponerlos y crear espacio para la claridad, un pequeño paso a la vez.
1. Reunir conciencia
Piensa en tu mente como un huerto de manzanas. No estás parado bajo el árbol, agitándolo salvajemente y esperando lo mejor mientras las manzanas caen sobre tu cabeza; eso sería complicado (y doloroso). En cambio, como explica la Dra. Leaf, reunir conciencia significa dar un paso atrás y elegir deliberadamente los pensamientos que deseas examinar.
Digamos que te sientes irritable, impulsivo y no puedes concentrarte en el trabajo. En lugar de ignorarlo como “solo un mal día”, te preguntarías: ¿Qué está pasando realmente aquí?
Tal vez te sientes abrumado por tareas no terminadas. O tal vez estás emocionalmente agotado después de una conversación difícil la noche anterior. Nombrar estos patrones te ayuda a dejar de funcionar en piloto automático y empezar a comprender las señales detrás de la niebla.
Así que comienza notando los cuatro tipos de señales mentales:
- Emocionales. ¿Qué emociones están apareciendo? ¿Ansiedad? ¿Frustración? ¿Tristeza?
- Conductuales. ¿Cómo está afectando tu estado de ánimo tus acciones? ¿Te estás aislando? ¿Estás perdiendo la paciencia con las personas?
- Físicas. ¿Está reaccionando tu cuerpo? ¿Dolores de cabeza por tensión? ¿Fatiga? ¿Sueño inquieto?
- De perspectiva. ¿Cómo estás viendo tu situación? ¿Te sientes sin esperanza? ¿Atascado? ¿Abrumado?
Luego, convierte estas señales en frases completas. “Me siento ansioso cuando…” o “He estado perdiendo la paciencia con mis seres queridos porque…”. Al hacer esto, obtienes claridad en lugar de dejar que esos pensamientos corran descontrolados en tu mente.
Este proceso también reconfigura literalmente tu cerebro, según la Dra. Leaf. Cuando enfocas tu atención de manera intencional, como en las prácticas de reducción de estrés basadas en la atención plena (MBSR, por sus siglas en inglés), aumentas el flujo sanguíneo y el oxígeno al cerebro. Esto le da las herramientas para reparar y construir patrones de pensamiento más positivos.
Recuerda: tú estás a cargo aquí. Cuanto más nombres tus pensamientos, menos ellos podrán controlar la situación.
2. Reflexionar
Ahora es el momento de desacelerar y cuestionar qué hay detrás de las señales que has notado. En lugar de reaccionar en piloto automático, estás explorando el «por qué».
¿Por qué me siento así? ¿Por qué esta emoción específica está apareciendo? ¿Qué está tratando de decirme?
Este proceso desencadena cambios reales en el cerebro. La Dra. Leaf explica que reflexionar activa ambos lados del cerebro, estimulando el cuerpo calloso, la autopista de comunicación del cerebro. ¿El resultado? Pensamiento más agudo, mayor claridad y un cerebro preparado para el cambio positivo.
Así es como puedes reflexionar de manera efectiva:
- Pregúntate: ¿Por qué estoy sintiendo esta emoción?
- Responde con honestidad: ¿Qué otras emociones podrían estar relacionadas con esto?
- Discútelo internamente: ¿Cómo están estas emociones afectando mi comportamiento, mi cuerpo y mi perspectiva?
Este intercambio mental te ayuda a rastrear patrones en lugar de quedarte atrapado en un malestar vago. No estás solucionando todo el problema aún; solo estás recopilando pistas.
Y con cada revelación, estás preparando tu cerebro para salir de la sobrecarga y entrar en un estado donde comienza la verdadera sanación espiritual y la resiliencia.
3. Escribirlo
Es hora de tomar esos pensamientos que giran en tu mente y hacerlos visibles. La Dra. Leaf defiende una técnica que desarrolló llamada Metacog, que puedes considerar como un mapa mental con propósito.
Lo cierto es que escribir las cosas no solo te “ayuda a procesarlas”. Refleja cómo los pensamientos están conectados en tu cerebro. Y el Metacog está diseñado para reflejar la forma de tus patrones mentales, tal como las ramas de un árbol de pensamientos:
- Comienza con un círculo en el centro de tu página. Escribe el pensamiento o sentimiento central con el que estás trabajando.
- Ramifica hacia afuera con tus señales emocionales, comportamientos, sensaciones físicas y perspectivas, como si estuvieras dibujando las raíces y ramas de un árbol.
- Añade sub-ramas para detalles más profundos. ¿Te sientes inquieto? Anota las situaciones que te dejan dando vueltas. ¿Tienes problemas para concentrarte? Registra cuándo tu mente se siente más dispersa.
No se trata de ser ordenado, se supone que debe ser desordenado. ¿El objetivo? Limpiar el desorden mental que has estado cargando.
Así que agarra un cuaderno. Tu cerebro está listo para reiniciarse.
4. Revisar nuevamente
Este paso consiste en volver a tu Metacog (o a las notas que hayas anotado) y buscar patrones. Estás conectando activamente los puntos, identificando desencadenantes, causas raíz y temas recurrentes que siguen apareciendo.
Por ejemplo, si has experimentado abuso y te cuesta controlar tus emociones o te sientes atrapado en la vida, este proceso te ayuda a desenredar el caos y entender el porqué.
“La revisión te ayuda a decir: ‘Ok, eso pasó. Por eso estoy siendo como soy, pero esto es lo que voy a hacer para neutralizarlo, cómo voy a encontrar el antídoto y cómo voy a avanzar desde aquí’”, explica la Dra. Leaf.
Piensa en ello como si estuvieras usando un marcador para resaltar tu mapa mental:
- Identificar patrones. ¿Hay alguna relación entre tu baja energía y situaciones específicas?
- Identificar desencadenantes. ¿Qué tiende a activar esos sentimientos abrumadores?
- Pregúntate. “Esto ha sucedido, ¿qué puedo hacer realmente al respecto?”
Revisar nuevamente no borra el pasado… pero aclara la niebla, ayudándote a avanzar con claridad en lugar de quedarte atrapado en el “por qué”.
5. Alcance activo
Has hecho el trabajo profundo, ahora es el momento de consolidarlo con un alcance activo. La Dra. Leaf lo describe como el “detenerse completamente” del proceso. ¿Por qué? Porque es ese paso final donde dejas de sobrepensar y comienzas a reconfigurar tu cerebro con intención.
Así es como funciona:
- Crea una declaración poderosa. Toma una lección clave de tu revisión, como “No soy ansiedad. Me siento ansioso porque estoy trabajando en algo importante.”
- Acompáñalo con una imagen. Tal vez sea una rosa blanca, un amanecer o una simple imagen que te recuerde crecimiento y calma.
- Repítelo a menudo. Dilo para ti mismo a lo largo del día, especialmente cuando los viejos patrones de pensamiento vuelvan a aparecer.
Este es un modo de “estabilizar tu nueva forma de pensar, un pequeño paso a la vez,” según la Dra. Leaf. Ella sugiere repetir tu alcance activo al menos siete veces al día, lo que te ayudará a “pasar un buen tiempo estabilizando la red neuronal.”
Entonces, ¿cuál es la declaración que estás sosteniendo hoy? Escríbela, repítela, vívela.
Sanar. Elevarse. Prosperar.
El Blue Monday puede llegar cada año, pero, como dice Jenna Nielsen, “Es solo un día”. No tiene poder para decidir cómo se desarrollará tu historia.
Tómalo de Mónica Ducu, una coach empresarial de Rumania, que pasó años luchando contra la depresión, la ansiedad y el insomnio, probando innumerables medicamentos que solo traían efectos secundarios, no soluciones. Descubrir el trabajo de la Dra. Caroline Leaf finalmente la ayudó a darse cuenta de que manejar su salud mental no se trataba de diagnósticos interminables; se trataba de recuperar su poder.
Puedes empezar a hacer lo mismo.
Con una cuenta gratuita de Mindvalley, no solo puedes obtener una vista previa del programa de la Dra. Leaf, Calm Mind: A Scientific Method for Anxiety and Depression (sólo disponible en inglés), sino que también puedes acceder a lecciones respaldadas por expertos, meditaciones diarias y herramientas diseñadas para ayudarte a liberarte de lo que te está deteniendo—sin tarjeta de crédito, sin truco.
Porque la verdad es que tu mente no es el enemigo. Es la clave.
Bienvenido.