¿Alguna vez has sentido que tu sofá te absorbe como un Devorador de Mentes de Stranger Things, justo cuando deberías estar trabajando en ese proyecto que te acercará a tu vida ideal?
Tranquilo, no estás solo. La procrastinación es la kriptonita de la productividad, el Voldemort de nuestros objetivos. Nos susurra al oído promesas de placer inmediato, mientras nuestros sueños se marchitan como una planta sin regar.
Pero, ¿qué pasaría si te dijera que existe una manera de liberarte de sus garras y dominar el arte de no dejar todo para mañana?
En Mindvalley, creemos que todos tenemos un potencial ilimitado, pero a veces, ese potencial está enterrado bajo una montaña de tareas pendientes «para después». Porque, como dice Nir Eyal, entrenador de Enfócate y Vuélvete Indistraíble, la procrastinación no tiene que ver con la pereza, sino con una reacción a desencadenantes internos incómodos (como el estrés o el aburrimiento) y a desencadenantes externos (como las notificaciones o un entorno que nos distrae).
En esta guía, te revelaremos las claves para vencer estos desencadenantes y cultivar hábitos que te impulsen hacia tus metas, sin sentir que estás escalando el Everest en chanclas. ¡Es hora de convertirte en el héroe de tu propia historia!
¿Qué es la procrastinación?
¿Qué es la procrastinación? En pocas palabras, es el arte de posponer lo importante para hacer cosas menos importantes (o completamente irrelevantes).
Es ese diablillo que te convence de que ordenar tus calcetines por colores es más urgente que terminar ese reporte que definirá tu futuro. Es la canción de sirena que te atrae hacia las redes sociales, mientras tu lista de tareas pendientes te observa con reproche desde la esquina.
Pero más allá de la broma, la procrastinación es un comportamiento complejo que nos afecta a todos en algún momento. No se trata simplemente de pereza, como muchos piensan.
De hecho, según Nir Eyal en Enfócate y Vuélvete Indistraíble, la procrastinación es una respuesta a la incomodidad. Es una forma de escapar de tareas que nos generan estrés, aburrimiento o ansiedad.
En lugar de enfrentarnos a esos sentimientos, buscamos «tracción» en distracciones que nos ofrecen una gratificación inmediata, aunque sea efímera.
En este caso, Nir nos enseña un truco: lo que él llama la “Regla de los 10 minutos”. Esta simple norma nos ayuda a flexibilizar nuestros de impulsos en forma de detonantes internos (distracciones) no negándonoslos a nosotros mismos de forma tajante, sino posponiéndolos 10 minutos.
Es decir, si de repente te encuentras queriendo parar la tarea que estás realizando para revisar tu Facebook, no te digas a ti mismo: “No, no debes hacerlo”, sino cámbialo por un “Lo haré, pero dentro de 10 minutos”.
Jim Kwik, en Supercerebro, nos recuerda la importancia de optimizar nuestro cerebro para el rendimiento máximo. La procrastinación, en este sentido, es como un cortocircuito en nuestro sistema operativo. Nos impide acceder a todo nuestro potencial y nos deja atrapados en un ciclo de ineficiencia.
Dominar nuestros pensamientos y emociones es clave para salir de este círculo vicioso, por eso controlar la mente es fundamental, como nos enseña Vishen en Ultracontrol Mental.
La procrastinación, desde esta perspectiva, es un síntoma de una mente indisciplinada. Es como un caballo salvaje que nos lleva donde quiere, en lugar de nosotros dirigirlo hacia nuestras metas.
Entonces, la próxima vez que te encuentres a punto de caer en las garras de la procrastinación, recuerda que no eres vago, sino que estás buscando una vía de escape. La clave está en identificar esas vías de escape y reemplazarlas con hábitos que te impulsen hacia tus objetivos.
Ejemplos
¿Quién no ha caído en las garras de la procrastinación? Es como un virus que se propaga por la oficina (o por tu casa, si trabajas en chándal como yo). Veamos algunos ejemplos, para que te sientas identificado/a y no te sientas como el único hobbit en Mordor luchando contra esta bestia:
- El “Síndrome del Escritorio Limpio»: De repente, ordenar tu escritorio se convierte en una tarea de vital importancia, mientras que ese informe urgente se esconde bajo una pila de papeles. Es como si creyeras que un escritorio impecable te dará poderes mágicos de productividad. (Spoiler: no los da). Esto es un ejemplo claro de cómo buscamos «tracción» en distracciones, como explica Nir. En lugar de enfrentar la incomodidad de la tarea, buscamos refugio en algo más sencillo.
- La “Madriguera de Conejo de las Redes Sociales”: Entras a Facebook para «revisar algo rápido» y, de repente, han pasado dos horas y estás viendo videos de gatitos haciendo parkour. Las redes sociales son como el canto de las sirenas para nuestro cerebro, distrayéndonos de lo importante. Jim nos recuerda la importancia de un supercerebro enfocado. Si tu cerebro es un Ferrari, la procrastinación es como ponerle gasolina de mala calidad.
- El «Maratonista de Netflix»: Te dices a ti mismo/a que solo verás un capítulo de tu serie favorita, pero terminas viendo toda la temporada en una sola noche, mientras que tu examen te espera al día siguiente. Es como si fueras Frodo Bolsón, tentado por el Anillo Único de la procrastinación.
- El «Artista de la Excusa Perfecta»: Inventas excusas elaboradas para justificar tu procrastinación, dignas de un premio Oscar. «No puedo trabajar porque la luz no es la adecuada«, «Necesito el bolígrafo perfecto para escribir«, «El universo no está alineado para esta tarea«. Recuerda, la procrastinación es una maestra del disfraz.
Estos son solo algunos ejemplos, pero la lista es infinita. Lo importante es reconocer cuándo estamos procrastinando y tomar medidas para romper el ciclo.
¿Eres un procrastinador? (¡Hora de la verdad!)
Llegó el momento de la verdad, de mirarnos al espejo y preguntarnos: ¿soy un procrastinador?
No te preocupes, no te juzgaremos. Aquí no hay trolls, solo una comunidad que te comprende.
Recuerda, la procrastinación es más común que encontrar un unicornio en una tienda de mascotas.
Pero, ¿cómo saber si eres parte del club de la procrastinación? Aquí te dejamos algunas preguntas para la autorreflexión, inspiradas en las enseñanzas de nuestros queridos autores:
- ¿Sueles posponer tareas importantes, incluso cuando sabes que deberías estar haciéndolas? Si tu respuesta es sí, es posible que estés buscando «tracción» en distracciones. Es como si fueras un Jedi tentado por el lado oscuro de la Fuerza (la procrastinación).
- ¿Inventas excusas creativas para justificar tu procrastinación? «No puedo trabajar porque Mercurio está retrógrado«, «Necesito la playlist perfecta para concentrarme«, «Mi gato me necesita«. Si te identificas con esto, es posible que tu supercerebro necesite un poco de entrenamiento.
- ¿Te sientes abrumado/a por la cantidad de tareas pendientes y terminas sin hacer ninguna? Es como si estuvieras en el laberinto de El Resplandor, sin encontrar la salida. Vishen nos enseña a dominar nuestra mente para evitar este tipo de bloqueos.
- ¿Te sientes culpable o ansioso/a después de procrastinar? La culpa y la ansiedad son los compañeros inseparables de la procrastinación. Es como si te persiguieran los Dementores de Harry Potter, absorbiendo toda tu energía.
- ¿Buscas distracciones constantemente, como revisar las redes sociales, ver vídeos o jugar videojuegos, en lugar de enfocarte en tus tareas? Si tu teléfono es tu mejor amigo a la hora de procrastinar, es hora de replantear tu relación con la tecnología.
Si respondiste «sí» a la mayoría de estas preguntas, no te preocupes, no todo está perdido.
Reconocer que eres un procrastinador es el primer paso para vencer la procrastinación. En las siguientes secciones, te daremos las herramientas para liberarte de sus garras y alcanzar tus metas.
¿Por qué procrastinamos?
La procrastinación es como una cebolla (y no, no te hará llorar, a menos que estés procrastinando algo realmente importante). Tiene capas, y para vencerla, debemos desentrañarlas una por una.
Aquí te explicamos algunas de las razones más comunes por las que procrastinamos:
Miedo al fracaso (el fantasma del «y si…?»)
El miedo al fracaso es como un Dementor que nos roba la alegría y la motivación. Nos susurra al oído: «¿Y si no soy lo suficientemente bueno/a?», «¿Y si me equivoco?», «¿Y si hago el ridículo?». Este miedo nos paraliza y nos hace posponer las tareas, con la esperanza de que el problema desaparezca por arte de magia.] Vishen nos insta a dominar nuestros miedos y a convertirlos en oportunidades de crecimiento.
Perfeccionismo (la trampa del «tiene que ser perfecto»)
El perfeccionismo es una trampa disfrazada de virtud. Nos hace creer que todo tiene que ser perfecto para poder empezar, y como la perfección es un ideal inalcanzable, terminamos sin hacer nada. Es como querer pintar la Capilla Sixtina con crayolas. Jim nos recuerda que el progreso es más importante que la perfección.
Falta de motivación (el abismo del «no tengo ganas»)
La falta de motivación es como estar en el desierto sin agua. Nos sentimos agotados/as, sin energía ni propósito. Nir dice que la clave está en encontrar nuestra «tracción» y en conectar con nuestros valores para recuperar la motivación. Es como encontrar un oasis en medio del desierto.
Mala gestión del tiempo (el caos del «no tengo tiempo»)
La mala gestión del tiempo es como estar en una fiesta de té del Sombrerero Loco. Todo es un caos, no hay orden ni concierto. Aprender a gestionar nuestro tiempo es fundamental para vencer la procrastinación. Es como ponerle un GPS a nuestro día.
Dificultad para regular las emociones (el tsunami emocional)
A veces, procrastinamos para evitar emociones incómodas, como el estrés, la ansiedad o el aburrimiento. Es como si intentáramos surfear un tsunami emocional. Aprender a regular nuestras emociones es clave para evitar que nos arrastren hacia la procrastinación.
Tipos de procrastinadores
Así como hay diferentes casas en Hogwarts, también hay diferentes tipos de procrastinadores. Identificar tu «tribu» te ayudará a entender mejor tus patrones y a encontrar las estrategias más efectivas para vencer la procrastinación.
Procrastinador perfeccionista (El Puliendo Diamantes)
Este procrastinador es como un escultor obsesionado con pulir cada detalle de su obra, aunque eso signifique nunca terminarla. Busca la perfección absoluta, y como la perfección no existe, termina paralizado por el miedo a no alcanzarla.
Procrastinador soñador (El Constructor de Castillos en el Aire)
Este procrastinador es un maestro de la fantasía. Se pierde en sus sueños y planes, pero rara vez los lleva a la acción. Es como si construyera castillos en el aire, pero nunca pusiera los cimientos. Necesita aterrizar sus ideas y convertirlas en pasos concretos.
Procrastinador desafiante (El Rebelde sin Causa)
Este procrastinador posterga las tareas como una forma de rebeldía, aunque sea una rebeldía autodestructiva. Es como un adolescente que se niega a hacer la tarea solo para llevarle la contraria a sus padres (o a sí mismo). Necesita reconectar con su motivación intrínseca y encontrarle sentido a sus tareas.
Procrastinador preocupado (El Catastrofista)
Este procrastinador se preocupa tanto por las posibles consecuencias negativas de sus acciones que termina paralizado por la ansiedad. Es como si viera el mundo a través de un filtro de catástrofes. Necesita aprender a gestionar sus emociones y a confiar en su capacidad para superar los desafíos.
Procrastinador de crisis (El Amante de la Adrenalina)
Este procrastinador necesita la presión de la fecha límite para ponerse en marcha. Es como un bombero que espera a que el fuego esté descontrolado para empezar a apagarlo. Necesita aprender a autorregularse y a encontrar la motivación sin necesidad de la adrenalina de la crisis.
Procrastinador que hace demasiado (El Multitarea)
Este procrastinador se llena de tareas, pero no termina ninguna. Es como un malabarista que intenta mantener demasiadas pelotas en el aire al mismo tiempo. Necesita priorizar y enfocarse en una tarea a la vez.
El Impacto de la procrastinación
La procrastinación no es solo dejar las cosas para mañana. Es una bola de nieve que, si no la detenemos, puede convertirse en una avalancha que arrase con varias áreas de nuestra vida.
Veamos cómo impacta la procrastinación:
En la salud mental
Procrastinar es como tener un gremlin en la cabeza que no para de susurrarte: «¡No lo vas a lograr!», «¡Eres un fracaso!». Esto genera estrés, ansiedad, culpa y baja autoestima. Como dice Vishen, dominar nuestra mente es fundamental para nuestro bienestar.
En el rendimiento académico o laboral
Procrastinar es como estar en la Matrix, eligiendo la pastilla azul una y otra vez. Nos impide alcanzar nuestro máximo potencial y nos deja atrapados en un ciclo de ineficiencia. Es como si tuvieras un Ferrari, pero lo condujeras en primera marcha.
En las finanzas
Postergar el pago de facturas, no invertir o no planificar nuestro futuro financiero puede tener consecuencias desastrosas. Es como tener un agujero negro en nuestra cartera que absorbe todo nuestro dinero.
En la salud física
La procrastinación puede llevarnos a descuidar nuestra salud física. Postergar las visitas al médico, no hacer ejercicio o no alimentarnos bien puede tener consecuencias negativas a largo plazo.
Cómo dejar de procrastinar
¡Llegó la hora de decirle adiós a la procrastinación y hola a una vida llena de propósito y logros!
No te preocupes, no necesitas ser un superhéroe ni tener poderes mágicos. Solo necesitas las herramientas adecuadas y la mentalidad correcta.
Aquí te dejamos algunos consejos inspirados en las enseñanzas de Mindvalley, con un toque de humor para que el camino sea más divertido:
Establece metas realistas
No intentes escalar el Everest en chanclas. Establece metas realistas y alcanzables. Es mejor dar pequeños pasos constantes que intentar dar un gran salto y fracasar. Recuerda, Roma no se construyó en un día (y probablemente tampoco procrastinaron mucho).
Divide las tareas en pasos pequeños
Una tarea grande puede ser como enfrentarse a un dragón. Divídela en pasos pequeños y manejables, como si fueras cortando la cabeza del dragón por partes. Cada «mini-logro» te dará una inyección de motivación y te mantendrá en movimiento.
Prioriza tus tareas
No todas las tareas son iguales. Prioriza las más importantes y urgentes, como si fueras un Jedi eligiendo qué batalla pelear primero. Esto te ayudará a enfocarte en lo que realmente importa y a evitar el caos del «todo es urgente».
Elimina las distracciones
Las distracciones son como los Gremlins de la procrastinación. Se multiplican rápidamente y te sabotean. Elimina todas las distracciones posibles, como si estuvieras creando un búnker anti-procrastinación. Apaga las notificaciones, cierra las redes sociales y crea un espacio de trabajo libre de tentaciones.
Utiliza técnicas de gestión del tiempo
El tiempo es como un río, fluye constantemente. Aprende a gestionarlo eficazmente, como si fueras un experto en rafting. Utiliza técnicas como la Técnica Pomodoro o el método GTD (Getting Things Done) para optimizar tu tiempo y maximizar tu productividad.
Cultiva la autocompasión
No te castigues si procrastinas. La autocompasión es como un escudo protector contra la culpa y la autocrítica. Recuerda, todos procrastinamos en algún momento. Lo importante es aprender de nuestros errores y seguir adelante. Como nos enseña Vishen, la autocompasión es fundamental para nuestro bienestar emocional.
Cuando eres más amable contigo mismo es más posible que termines tus tareas.
Jim Kwik, entrenador de Supercerebro
¡Simplemente empieza!
A veces, el primer paso es el más difícil. Simplemente empieza, aunque sea con una pequeña tarea. La acción genera motivación, como una bola de nieve que va creciendo a medida que rueda. Recuerda las palabras de Jim en Supercerebro: «La acción es la cura para el miedo«.
Un consejo muy simple de Jim, pero a la vez excelente: Procratina la procrastinación. Si, como lo oyes. Si eres tan bueno en posponer, ¿por qué no pospones la procrastinación? Inténtalo y nos cuentas.
Despierta tu héroe interior
Estás un paso más cerca de dominar el arte de no procrastinar. Recuerda, la procrastinación no es un destino, sino un desvío en el camino hacia tus sueños. Es como el Demogorgon de tus objetivos, una fuerza que puedes vencer con las herramientas adecuadas.
Al igual que Neo en Matrix, has elegido la píldora roja, la píldora de la acción. Ahora tienes el conocimiento para identificar las causas de tu procrastinación, desde el miedo al fracaso hasta el perfeccionismo, y las estrategias para superarla, desde dividir las tareas en pequeños pasos hasta eliminar las distracciones.
Los programas de Mindvalley, como Enfócate y Vuélvete Indistraíble de Nir Eyal, Supercerebro de Jim Kwik y Ultracontrol Mental de Vishen pueden ser tus aliados en esta aventura.
Te enseñarán a dominar tu mente, a gestionar tu tiempo, a enfocarte en tus objetivos y a cultivar la autocompasión.
Algunos alumnos nos hablan de su experiencia:
Vuélvete indistraible es un programa espectacular para volvernos más productivos.
Indira Jaime, Bucaramanga, Colombia
Es impresionante ver como mi cerebro y mi mente se encuentran con una claridad absoluta.
Carmen, Quito, Ecuador
Con este curso pude aprender técnicas muy interesantes y poderosas para entrenar mi mente.
Janneth Tatiana Zamudio Cárdenas, Bogota, Colombia
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