En el momento de escribir este artículo, mi libro, El código de las mentes extraordinarias, se encuentra en el 4° puesto de la lista de libros de negocios más vendidos del New York Times.
A primera vista, esto puede resultar extraño: ¿por qué iba a estar un libro de desarrollo personal que habla de perdón, meditación, intuición y “transformar la realidad” en la lista de los libros de negocios más vendidos?
Porque la clave del éxito para cualquier negocio es, precisamente, el desarrollo personal.
En mi libro, incluí una breve anécdota que mucha gente me comenta. La gente quiere saber cómo pasó mi negocio de perder quince mil dólares al mes y casi irse a la bancarrota…
… A crecer un 400% en tan solo 8 meses, después de recibir un sencillo consejo.
Todo fue gracias a varios maestros cuya sabiduría me iluminó en el momento indicado.
Uno de esos maestros fue T. Harv Eker.
Asistí a uno de sus seminarios en mi ciudad en mayo de 2008, cuando me encontraba en uno de los peores momentos de mi vida.
En el libro, no hago mención específica de lo que aprendí con Harv, pero, tomando en cuenta el número de peticiones que he recibido para compartir más de esta historia, decidí revelarlo en este blog.
Antes de empezar, explicaré un poco el contexto.
De estar en deuda a nuestro primer millón de dólares en un mes
Era mayo de 2008.
Nuestro negocio cumplía cinco años. Sin embargo, pese al tiempo que habíamos invertido en nuestro negocio, mi socio y yo seguíamos en deuda.
Él todavía tenía la deuda de la universidad.
Yo tenía una hipoteca que pagar.
Sinceramente, no había nada más desalentador que saber que nuestra deuda habría sido menor de no haber empezado nuestra empresa; que, de habernos quedado en nuestros trabajos de oficina, no estaríamos en esa situación.
Habíamos sido emprendedores durante cinco años y no habíamos logrado nada.
El destino puso en mi camino un puñado de entradas gratis para un seminario de tres días de T. Harv Eker en mi ciudad. Un amigo de mi padre que distribuía entradas del evento, tenía varias de sobra y nos regaló una docena a mí y al resto de mi equipo.
Así que, decidimos asistir y ver de qué se trataba.
También asistieron con nosotros otros nueve miembros de nuestro equipo.
No recuerdo con precisión qué esperaba, pero sí me acuerdo de esto…
Tan pronto llegué, me quise ir de ahí.
De hecho, el primer día del seminario mi socio me dijo: “Esto es completamente absurdo. Está diciendo cosas que ya sabemos. Me quiero largar de aquí”.
Yo estaba de acuerdo con él.
Sin embargo, a pesar de mi primer impulso de salir corriendo de ahí, algo nos hizo quedarnos un poco más.
Y así fue como nos quedamos a escuchar todo el seminario… Y me alegra haberlo hecho.
Aquí estoy con varios miembros de mi equipo, rompiendo flechas en una actividad del seminario de Harv en mayo de 2008.
Al final del segundo día del seminario, me giré hacia a mi socio y vi que no podía contener el llanto.
Yo también estaba llorando.
Ambos habíamos descubierto algo que antes no conocíamos.
En ese instante me di cuenta de que no eran nuestras habilidades, nuestras estrategias o el negocio en sí lo que nos estaba haciendo fracasar.
Mi socio tenía una Maestría en Administración de Empresas de Stanford.
Y yo era un ingeniero informático licenciado en una de las mejores universidades del mundo.
La barrera que nos frenaba, era el sinfín de nociones extrañas y desalentadoras que tenía acerca del dinero y las riquezas.
La mayoría de estas ideas, las adquirí por la cultura en la que crecí, por mi formación y por momentos claves durante mi infancia.
Una mentalidad millonaria atrae abundancia
En un momento, compartiré exáctamente qué fue lo que me cambió la mentalidad.
Pero primero, permíteme compartirte qué sucedió cuando me deshice de esas ideas que me estaban deteniendo. También puedes leerlo en mi libro, El código de las mentes extraordinarias.
Esto es lo que sucedió en tan solo ocho meses:
- Nuestro negocio prosperó exponencialmente. De tener que contemplar despedir empleados, a incrementar súbitamente nuestras ganancias un 400% en tan solo ocho meses. Nunca habíamos tenido tanto éxito. En mayo de 2008, generamos $250,000 en ventas. Ocho meses después, en diciembre del mismo año, alcanzamos nuestro primer millón en un solo mes.
- Ir al trabajo se volvió divertido. Ya no me sentía sofocado. Ya no sentía la presión ni el fastidio de ir a trabajar.
- Comenzaron a llegar los clientes ideales. Las horas en el teléfono regateando se habían terminado. Los clientes comenzaron a llegar a nosotros, y parte de mi trabajo consistió en aprender a decir ‘no’.
- Nuestro equipo se volvió grandioso. En un año, crecimos de dieciocho a cincuenta empleados.
Con las nuevas ganancias entrando por las ventanas, pudimos mejorar nuestras oficinas. A continuación tienes dos fotos que muestran el antes y después de nuestra sede.
Así lucía nuestra oficina antes:
Así es como luce ahora:
Además, ahora que nos encontrábamos en una posición privilegiada, podíamos hacer donaciones a la caridad y participar en los proyectos sociales de los que siempre quisimos formar parte.
Entonces, ¿qué sucedió en el seminario de Harv que provocó esta extraordinaria transformación?
Bueno, durante el seminario, hicimos numerosos ejercicios, pero hubo uno en particular que me llamó la atención.
El nombre del ejercicio es «Asociaciones de dinero».
Esta foto del ejercicio original que realizamos durante el seminario.
Cambiar las nociones acerca del dinero
La idea del ejercicio es bastante sencilla. Teníamos unos cuantos minutos para escribir en los espacios en blanco todo lo que nos viniera a la mente.
Puedes encontrar el ejercicio completo al final de este artículo.
Te sugiero que intentes hacerlo con un tiempo límite (10 minutos máximo) e intentar no pensar mucho en encontrar la “respuesta correcta”.
Se trata simplemente de escribir lo primero que te venga a la mente.
Ejercicio de asociaciones de dinero:
- El dinero es…
- El dinero es
- La riqueza es…
- La riqueza es…
- Los ricos son…
- Los ricos son…
- No puedo alcanzar la riqueza y abundancia por… (listar varias)
- Algunas posibles consecuencias negativas de ser rico o del proceso de amasar riquezas son… (listar varias)
- Mis principales preocupaciones y temores acerca del dinero y la riqueza son… (listar varias)
- Lo peor del dinero es…
Cuando hice este ejercicio y comencé a escribir las primeras ideas que me vinieron a la mente, por fin me di cuenta de cuál era el problema.
Mi cabeza estaba repleta de brules (del inglés: bullshit rules, o reglas de mierda) acerca del trabajo.
Creía que la única manera de alcanzar el éxito era matándome trabajando.
Todos los días, me echaba encima horas y horas de trabajo en la oficina, y al final día terminaba completamente exhausto.
Y al día siguiente volvía a hacer lo mismo.
La noción de que “trabajo duro = éxito” estaba tan arraigada en mí que, si no me forzaba a llevarme al límite, no sentía que estaba logrando nada. Cuando exploré el origen de esta absurda idea, descubrí que adopté esta creencia de mi padre y mi abuelo.
Mi abuelo era gerente de un centro comercial y mi padre fue un emprendedor.
Ambos tenían una ética laboral impecable y pasaban largas y extenuantes horas trabajando.
De pequeño, ayudaba de vez en cuando a mi papá en el almacén, cargando pesadas cajas en la parte trasera de una camioneta.
Era trabajo manual duro. Pero crecí creyendo que solo así se podía alcanzar el éxito.
Y llegué a la edad adulta aún creyendo que esto era verdad.
El asunto es que cuando empecé mi negocio, todo era digital, así que lógicamente pasaba la mayor parte de mi tiempo frente a una computadora, sentado en una cómoda silla, en una oficina con aire acondicionado.
No se parecía en absoluto al arduo trabajo que solía hacer con mi papá y, por lo tanto, no se sentía como trabajo “de verdad”.
Esto me causaba un terrible conflicto interno…
Entonces nació mi hijo Hayden, y decidí reducir el número de horas que dedicaría al trabajo para poder regresar a casa más temprano y pasar más tiempo con él.
El problema era que esto empeoraba mi conflicto interno, hasta el punto que llegué a pensar que para ser un buen padre, estaba sacrificando mi éxito.
A medida que escuchaba el seminario de Harv, todo comenzó a cobrar sentido.
Y me di cuenta que todas estas ideas solamente eran creencias limitantes.
No obstante, sin importar si nuestras creencias son buenas o malas, empoderantes o no, correctas o incorrectas, al final son las que dan forma a nuestro mundo.
La idea de que “trabajo duro = éxito” solo me estaba deteniendo.
¿Qué hice entonces?
Me deshice del mito del “trabajo duro”
Decidí deshacerme del mito del “trabajo duro” que creí tantos años, y de otras tantas mentiras, y cambié mi perspectiva del trabajo.
Creamos una cultura laboral basada en la diversión y juego.
Nos pusimos objetivos más grandes y audaces.
Y lo más importante de todo, me deshice por fin de mis creencias limitantes.
Al mes de haber asistido al seminario, me fui con mi equipo a un retiro, donde nos comprometimos a alcanzar un osado ingreso mensual de $500,000. Cuando asistimos al seminario, en mayo de 2008, nuestra pequeña empresa generaba la mitad de eso: $250,000.
Esta es la foto de empresa del retiro, sosteniendo un letrero que dice “META 500K”
Alcanzamos esa meta bastante rápido. Y fue un logro muy importante para nosotros. Nuestro negocio tenía cinco años, y nunca antes habíamos alcanzado esas cifras.
Esto sucedió en agosto de 2008, apenas tres meses después de asistir al seminario de Harv, y entonces nos pusimos una nueva meta: $1.000.000.
Era una meta ridícula. Era cuatro veces más de lo que solíamos alcanzar tan solo unos meses atrás.
Sin embargo, en diciembre de 2008, alcanzamos esa meta.
Parecía que las estrellas se habían alineado, como si un sinfín de oportunidades se hubiesen tendido y la suerte se hubiese puesto de nuestro lado para que pudiéramos alcanzar la meta.
Pero eso es lo que sucede cuando cambias por completo tu mentalidad.
Estos enormes cambios no nos detuvieron a mi socio y a mí. Después de todo esto, contraté a otros nueve empleados.
En solo dos años, todos empezaron a experimentar increíbles transformaciones.
Cuatro de ellos, recibieron aumentos considerables de salario, y se convirtieron en miembros irremplazables de nuestro equipo.
Otros cuatro dejaron al equipo, pero por buenas razones. Se embarcaron en sus propia empresas y todos alcanzaron grandes éxitos.
Uno de ellos, se convirtió en uno de los mejores instructores de yoga de la ciudad.
Otro fundó una empresa de software muy exitosa.
Los dos restantes, se convirtieron en freelancers bastante cotizados en sus respectivas áreas.
Solamente una persona “no obtuvo resultados”, por decirlo de alguna forma. Y esto fue solo porque ella era una pasante (una becaria), y tuvo que volver a la universidad. Sin embargo, poco tiempo después consiguió un trabajo muy lucrativo en Google.
Todos aprendimos algo de nuestra experiencia con Harv.
Por esto es muy importante que entiendas lo siguiente:
1. Un factor fundamental del éxito es la actitud
Tendemos a pensar que para tener éxito, hay que ser inteligente, sagaz y perspicaz. En efecto, tener los conocimientos adecuados, puede marcar la diferencia a la hora de comenzar un negocio o mejorar nuestra trayectoria profesional.
Pero el factor más importante para alcanzar el éxito, es la actitud y los pensamientos acerca del dinero, la riqueza y la abundancia.
Todavía hoy en día, sigo completamente convencido de que la mentalidad sobre el dinero, determina el éxito que puede alcanzar cada persona. Una vez que cambias de mentalidad, todo lo demás cae por su propio peso.
2. Al igual que yo, cualquiera puede deshacerse de las creencias limitantes acerca del dinero
La mención de Harv en mi libro fue breve, pero estoy en deuda con este hombre por la manera en que transformó mi vida.
¿Cuáles son algunas mentiras sobre el dinero que has notado? Comparte en los comentarios abajo.